Día: 30 de enero de 2025.
Obra: "Desgracia". Autor: John Maxwell Coetzee
El Nobel de Literatura 2003 John. M. Coetzee (Ciudad del Cabo 1940) publica, en 1999, “Desgracia”, una dramática historia sobre los retos de reconstruir un nuevo orden, en la Sudafrica post-apartheid, en una sociedad todavía cargada de prejuicios, tensiones raciales, desigualdad y odio. La obra es, también, una reflexión sobre la crisis existencial de un hombre que busca una razón para vivir, en un mundo donde los hombres blancos, como él, ya no tienen el poder y las ventajas que antes habían gozado. Diversos temas recorren la novela como la violencia sexual, el bienestar animal, la vergüenza personal, la subyugación de las mujeres... En ella, Coetzee, utilizando una prosa muy personal, precisa y rigurosa, da una gran relevancia al lenguaje, el de los hombres, el de los animales y también al silencio, como forma de comunicación. “La sociedad humana ha creado el lenguaje para que podamos comunicarnos nuestros pensamientos, sentimientos e intenciones”.
“Desgracia” está contada desde la perspectiva de David Lurie, sudafricano de 52 años, dos veces divorciado, profesor de la Universidad de Ciudad del Cabo, especializado en el romanticismo inglés e influido por Wordsworth y Byron. A Lurie su trabajo ya casi no le interesa, es un personaje totalmente alejado de la realidad y “quijotesco”, busca constantemente formas de satisfacer sus irresistibles impulsos sexuales: “me convertí en un sirviente de Eros”. Se perciben las contradicciones entre la
persona y el profesor. Su vida se viene abajo, cuando salta a la luz su relación, con intimidad forzada, con una de sus alumnas. Ante la investigación por acoso sexual, su defensa “se apoya en los derechos del deseo”, no pide disculpas y se ve obligado a dejar la Universidad. Lurie renuncia a todo y se refugia en la apartada granja en la provincia del Cabo Oriental de su hija Lucy. Con el cambio de escenario, el protagonista cambia de vida, dedicado a la agricultura y al cuidado de mascotas ajenas y, se enfrenta a su propia decadencia, al espíritu independiente de su hija y a la vida rural y salvaje, donde domina la escasez y donde poseer cualquier cosa es un riesgo.
La historia da un giro y Coetzee pone a sus personajes en una situación extrema, cuando tres hombres de color violan salvajemente a Lucy. Para Lurie, todo su mundo anterior sus creencias, conclusiones y contradicciones, dejan de tener sentido ante la brutalidad de la realidad. Se siente invadido por la desesperación “estoy sumido en una desgracia de la que no será nada fácil que salga por mis propios medios”. En Sudáfrica “la piedad y el terror son de todo punto irrelevantes”, la violencia racial, la tensión entre los negros y la minoría de blancos es un hecho palpable y, así, la agresión termina incluso por pasar desapercibida. Lucy, la única persona con la que Lurie podía comunicarse, mantiene silencio, se niega a denunciar la violación, no hay palabras para la reparación, se siente humillada y aprende a aceptar y a empezar de cero. Ante el anuncio del embarazo y la negación a abortar, todos los principios de Lurie, el honor, el derecho al silencio o la dignidad, ya no significan nada, tampoco le interesa crear otra ópera de ideales intimistas. Al final de la novela, el protagonista empieza de nuevo, termina buscando la humanidad y la conciencia y acepta las decisiones de su hija y la nueva realidad.
Redacción de la reseña: Mª José García del Real