Obra: "El rumor de la montaña". Autor: Yasunari Kawabata
"El rumor de la montaña", obra maestra del primer Premio Nobel japonés Yasunari Kawabata (1899-1972), fue publicada entre 1949 y 1954. A través de los pensamientos del protagonista, la novela profundiza en temas universales como la fragilidad y la brevedad de la vida, el amor, la memoria, la soledad, la muerte y el paso del tiempo. También aborda la homosexualidad, la infidelidad, el erotismo, la prostitución y el suicidio. El autor ofrece, además, una visión de los profundos cambios sociales que experimentó Japón tras la Segunda Guerra Mundial, con la adopción de nuevas costumbres de influencia occidental y una transformación en la estructura familiar.
Kawabata describe la vida cotidiana de la familia Ogata. El protagonista Shingo, un hombre de 62 años que trabaja en Tokio en la misma compañía que su hijo, comienza a experimentar lapsus de memoria, sueños perturbadores y la extraña percepción de sonidos, como un "rumor" proveniente de la montaña. Esta sensación, que asocia con la proximidad de la muerte, le lleva a reflexionar sobre la falta de armonía familiar: su hijo Shuichi está casado con la bella y afectuosa Kikuko, que mantiene un estrecho vínculo paternal con Shingo, todos viven en el mismo hogar familiar, al que regresa su hija Fusako, con sus dos niñas, separada de un marido con problemas de adicción y que cuestiona a su padre por haberle impuesto un matrimonio concertado. Su hijo, simultáneamente, mantiene una relación con una viuda de guerra a la que deja embarazada. En este cargado ambiente familiar, Shingo se siente culpable por los matrimonios fallidos de sus hijos, recuerda continuamente su antigua atracción por su bella cuñada y encuentra armonía y serenidad en el silencioso sufrimiento de su nuera. La tensa dinámica familiar se revela a través de diálogos cargados de reproches por el aborto provocado de Kikuko por la infidelidad de Shuichi y por la falta de afecto de Shingo hacia su hija y nietas, culminando en la desesperada exclamación de Yasuko, la matriarca: “Ojalá el tifón nos llevara a todos”."
Todas estas contradicciones emocionales, que marcan la vida de los personajes, contrastan con la búsqueda de la belleza en lo cotidiano y en la naturaleza: girasoles, lirios, arces, lotos, orquídeas, bambú o el cerezo en flor -símbolo de la fragilidad y brevedad de la vida con profundas raíces en el budismo- enriquecen la obra. Las conversaciones se centran en elementos naturales: la montaña, los insectos, las mariposas, las cigarras o el milano que regresa cada año. Kawabata entreteje en su obra referencias culturales japonesas – como el ritual del té, la música, la pintura, los quimonos, las geishas, las máscaras, los grabados y los haikus-. Con ello, profundiza en la comprensión del mundo interior de los personajes dentro de su tradición cultural y también menciona a artistas, pintores, poetas, novelistas y músicos. Además, el mundo exterior irrumpe en la casa de Shingo a través de la lectura de periódicos y la inclusión de historias a modo de cuentos.
Hacia el final de la obra, una reunión familiar, en una visita a la casa heredada de Yasuko, insinúa un acercamiento de los personajes y una vuelta a los orígenes de una familia que va cambiando con el paso de los acontecimientos, aunque los problemas siguen latentes. En la esencia de la novela, Kawabata nos recuerda que “La felicidad podría relacionarse simplemente con un instante fugaz”.
Redacción de la reseña: Mª José García del Real
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