Una pequeña ermita fué mandada construir por el maestre de la Orden de Santiago Pérez Correa para dar gracias a la Virgen por la conquista de esas tierras a los sarracenos, en los años del rey San Fernando (s.XIII). Cuenta la leyenda que luchando contra los infieles se acercaba la noche e imploró a la Virgen diciéndo ¡Santa María detén tu día" y así fué, el día se prolongó y consiguió la victoria. El edificio fué ampliado en etapas sucesivas por los maestres de la Orden de Santiago. En el siglo XVI, el papa León XIII lo declaró Monasterio, consiguiendo grandes privilegios y adquiriendo más importancia. La Orden encargó en 1518 el retablo de azulejos a Niculoso Pisano, en esos momentos afincado en Sevilla.
En el siglo XV se encargó el Conventual de Calera de León convirtiéndose la zona en una de las más importantes de la Ordenes de Santiago.
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