Día: 24 de abril de 2024
Obra: "Antes que anochezca". Autor: Reinaldo Arenas Fuentes
Reinaldo Arenas nació en 1943 en Aguas Claras (Cuba). Al final de su vida, deja su autobiografía “Antes que anochezca”, un testimonio personal y político, que comenzó a escribir en La Habana, escondido en el parque Lenin, antes de que llegara la noche y antes de que lo encontrara la policía, y que terminó de escribir antes de suicidarse, en New York, en 1990, enfermo de sida y triste por ver que, la dictadura de Castro, de la que huyó, aún continuaba. La obra fue publicada de manera póstuma en 1992.
Reinaldo era guajiro, tal como él mismo se definía, trabajaba en el campo y vivía en una familia humilde y numerosa, en la zona rural de Holguín. Para poder soportar la dura realidad de su vida, comienza a escribir desde muy joven, en la década de los cincuenta, “mi infancia fue el momento más literario de toda mi vida. Y eso se lo debo en gran medida a ese personaje mítico que fue mi abuela”. Su precoz adolescencia se vio marcada por la revolución cubana, y la oposición a la dictadura de Fidel Castro. En La Habana, Reinaldo trabajó en la Biblioteca Nacional: “Mientras caminaba por entre todos aquellos estantes, yo veía cómo destellaba desde cada libro la promesa de un misterio único”. “Sentarme a escribir era, y aún lo sigue siendo, algo extraordinario; yo me inspiraba (como un pianista) en el ritmo de aquellas teclas y ellas mismas me llevaban. Los párrafos se sucedían unos a otros como el oleaje del mar; unas veces más intensos y otras menos...”
Perseguido, humillado, encarcelado y torturado por su condición de homosexual y por expresarse libremente, Arenas tuvo que esconder su obra y volver a rehacerla, varias veces. El golpe determinante que marcará su caída, fue el hecho de mandar clandestinamente sus manuscritos al extranjero, la publicación en Francia, (1968), y en México (1969) de su novela “El mundo alucinante”. Trabajó en la plantación cañera El Central, donde escribió poemas que luego publicó en el exilio. Arenas fue acusado de corrupción de menores y comportamiento contrarrevolucionario, por lo que ingresó en la cárcel de El Morro (1975-76), experiencia que le marcó profundamente y que le hizo odiar el sistema castrista. En 1980 logró salir del país en medio del éxodo del Mariel. Pero el exilio no será la solución a su rebeldía; es más, enseguida reniega del también asfixiante ambiente cubano de Miami. “No tardé, desde luego, en sentir nostalgias de Cuba, de la Habana Vieja, pero mi memoria enfurecida fue más poderosa que cualquier nostalgia”. Luego en Nueva York es donde más añoraba su tierra: el calor humano, la luz del Caribe, el mestizaje, la risa y el humor.
En el exilio tenía la necesidad de dejar constancia del sufrimiento padecido y de que el mundo sintiera, se estremeciera y comprendiera la dura vida de los cubanos. Por ello, la intención del autor en “Antes que anochezca” era hacer llegar y conmover a sus lectores con la realidad que tan descriptivamente había detallado en sus obras literarias. Por ello, Arenas en su autobiografía, ademas del erotismo y de la homosexualidad, detalla de manera rigurosa la vida en Cuba, la que le tocó vivir, analizándola como sólo un escritor de su talla puede hacer, con la máxima sensibilidad, manifestando su amor por la vida, esa que su abuela le enseñó, ésa que su admirado Lezama le impregnó, y ésa que el mar le regaló.
La literatura fue su refugio, con ella pudo sobrevivir, resistir y expresar su drama, su desdicha y su soledad, defendiendo la libertad y la imaginación, en un ambiente siempre hostil en el que tuvo que combatir la pobreza, la ignorancia, la censura, la persecución, el exilio y la muerte. Reinaldo consiguió así la simbiosis perfecta vida-obra, siendo su lema vital: “grito, luego existo”.
Redacción de la reseña: María José García del Real
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