martes, 3 de diciembre de 2024

Reseña literaria de la obra "Un verdor terrible"


Día: 28 de noviembre de 2024

Obra: "Un verdor terrible". Autor: Benjamín Labaut

El escritor y periodista chileno Benjamín Labatut (Róterdam 1980) publica, en 2020, "Un verdor terrible", obra de gran éxito literario, traducida a veintidós idiomas. Esta historia de ciencia y ficción cuenta con un trabajo magníficamente documentado y, a modo de ensayo, el autor narra la vida y las investigaciones de memorables científicos, muchos de ellos galardonados con el Premio Nobel. Labatout muestra la visión que ellos tienen en el momento del descubrimiento y nos enseña cómo la búsqueda de resultados, traducidos en fórmulas, han traído importantes cambios a la humanidad.

Labatout revela cómo algunos descubrimientos, realizados con una buena finalidad, acaban siendo utilizados con fines destructivos. En el siglo XVIII, Diesbach crea el color “azul de Prusia”, que es usado por artistas de toda Europa. A partir de este pigmento se descubre el cianuro que luego encontró aplicación en la fabricación de pesticidas. El químico alemán Fritz Haber, en 1907, logra aislar el nitrógeno del aire, para la fabricaron de fertilizantes, revolucionando la producción de alimentos y solucionando las hambrunas de la época, pero temía que su método alterara el equilibrio de la naturaleza bajo un verdor terrible. Haber es considerado el "padre de la guerra química" por sus trabajos con gases venenosos, empleados como armas durante La Gran Guerra. Posteriormente, el pesticida fue utilizado para crear el gas letal Zyklon, que los nazis usaron en los campos de exterminio.

El relato continua con la carta que el astrofísico Schwarzschild le envía a Einstein desde el frente de batalla de la Primera Guerra Mundial, que contenía una solución exacta a sus ecuaciones de la relatividad general: “la singularidad de Schwarzschild”, que entonces no fue bien entendida y décadas después se le llamó “los agujeros negros”. En otro capítulo relata la capacidad de abstracción del matemático Grothendieck, al que sus exploraciones le llevaron al aislamiento y a la locura. El autor también penetra en la revolución científica llevada a cabo por los pioneros de la mecánica cuántica, que observaron cómo las leyes de Newton no servían en el interior de los átomos. Y, así, el físico austríaco Schrödinger, en 1926, expone su modelo atómico, por el cual las partículas tenían un comportamiento similar al de las ondas. En la conferencia de Solvay (Bruselas, 1927), Heisenberg y Bohr presentaron las primeras formulaciones de la mecánica cuántica, que había generado el principio de incertidumbre, que Einstein rechazó contestando: “¡Dios no juega a los dados con el universo!”. En 1939, el gobierno de Hitler ordena a Heisenberg investigar para construir una bomba nuclear, que no desarrolló. En 1945, casi no podía creer que estallara el bombardeo atómico sobre Hiroshima.

En el epílogo, el autor habla con un jardinero, que había sido matemático, sobre cómo las matemáticas estaban cambiando el mundo y de cómo la mecánica cuántica “ha transformado nuestro mundo hasta volverlo irreconocible” incluso para los propios científicos.

Redacción de la reseña: Mª José García del Real



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